jueves, 16 de abril de 2009

Autismo: "mejor que antes"

Ante el aumento de la incidencia del autismo, la neuropediatra Rosa Díaz señaló que Uruguay está “mejor que antes” respecto al tratamiento y detección, pero que todavía “no estamos bien”.
La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó hace dos años la resolución de crear el Día Internacional de la concientización sobre el autismo, con el objetivo de alertar sobre esta enfermedad cuya incidencia aumentó en todo el mundo.
Rosa Díaz, coordinadora del Departamento de Neurodesarrollo de la Clínica de Neurología Infantil e integrante de la Policlínica Especializada en Trastornos Generalizados del Desarrollo en el Hospital Pereira Rossell, señaló que hay una tríada de síntomas de esta enfermedad: trastorno en la interacción social, conductas estereotipadas y la afectación del desarrollo del lenguaje. Estos síntomas pueden empezar a manifestarse entre los 18 y los 24 meses y siempre aparecen antes de los tres años de vida.
Díaz señaló que a nivel nacional no existen estudios epidemiológicos, pero, agregó, los estudios mundiales hablan de una incidencia de seis en mil niños, a su vez, notándose más casos en varones que en niñas.
Si bien no hay un tratamiento específico, algunos de estos trastornos pueden tener una base biológica y bajo este trastorno puede subyacer una patología neurológica. Por eso, hay que detectar si el síndrome tiene asociado alguna patología tratable, por ejemplo, del orden metabólico o cromosómico. Pero también hay casos de alteraciones sobre el desarrollo. Y, aunque no hay un tratamiento específico, “hay muchísimas propuestas”.
Respecto a la posición de Uruguay en el mundo, señaló que “estamos mejor que antes, pero todavía no estamos bien (…) Nos faltaría aunar criterios y equipo”.
Por último, la doctora señaló que la esperanza de vida de las personas autistas no está condicionada por la enfermedad, aunque sí puede ser por una patología asociada como la epilepsia severa. Y la calidad de vida depende del tratamiento, de si la persona pudo desarrollar el lenguaje y de su capacidad intelectual. Por eso, Díaz recomendó que ante cualquier duda, los padres consulten a los pediatras, ya que las condiciones cambian mucho dependiendo de cuándo se detecte la enfermedad.

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La mitad del los niños con autismo logra ser autónomo y llevar una buena calidad de vida

Pese a ser una enfermedad descripta por primera vez hace cien años (y se cree que está presente en la humanidad desde muchos otros tantos) todavía no se conoce la causa del autismo ni existe una cura definitiva para este síndrome que afecta la capacidad de una persona de poder relacionarse, interfiere en el desarrollo de su inteligencia, y los hace comportar de manera compulsiva y ritual.Tampoco existen por el momento medidas para prevenirlo, pero la buena noticia es que hay una importante cantidad de intervenciones para realizar, apenas se detecta. Y los resultados son muy alentadores para los pacientes.Se nace y se muere siendo autista; sin embargo es factible lograr cierto grado de socialización y una mejor calidad de vida a través de tratamientos, de métodos de autovalimiento, aclaran las expertas consultadas por la agencia Noticias Argentinas.El síndrome aparece frecuentemente a los 18 meses, aunque hay subtipos de autismos de detección más precoz.En el segundo año de vida, chicos que miraban dejan de mirar, otros que balbuceaban, dejan de hacerlo. Es como si se fueran "desconectando" y quedando sumidos en su propio mundo. Como no responden, muchas veces son confundidos con niños que perdieron la audición, pero luego llega la verdad.A diferencia de los que tienen síndrome de down u otras patologías, nadie puede prever que su hijo será autista.La noticia en muchas familias resulta un verdadero golpe, que muchas, incluso no pueden asumir.No obstante, en 2003, un estudio francés que analizó la evolución del autismo infantil reveló que las diferencias individuales y el medio ambiente de crecimiento son los dos factores fundamentales para el mejoramiento de este trastorno, que entre el 40 y el 60 por ciento de los casos empeora en la edad adulta.Según el trabajo científico, la mitad de los chicos autistas puede lograr en su vida adulta un importante grado de autonomía (de completa a parcial) que les permita estudiar, trabajar y vivir solos."Sabemos que algunos chicos autistas se vuelven minusválidos, con muchas dificultades, pero otros, en cambio, logran valerse por sí mismos y con una adecuada integración social, trabajan y estudian", asegura la investigación, que evaluó a 263 chicos de 3 a 5 años, de 51 centros, escuelas y hogares de Francia, Luxemburgo, Bélgica y Suiza.
La investigación
El punto de partida del estudio fueron interrogantes aún sin respuesta: ¿por qué algunos chicos logran una buena integración social y otros no?, ¿influyen los factores individuales?, o ¿la educación y los cuidados especiales mejoran su evolución?"Sólo sabemos que existen pequeños factores individuales y diferencias en la forma de educarlos según las necesidades especiales", afirman los autores del trabajo de campo.Utilizando los mismos parámetros, cada equipo médico y educativo observó año tras año las actividades de los chicos, tomó notas y analizó la conducta y los cambios que se producían. No se aplicaron técnicas especiales de tratamiento y se respetaron los hábitos y las actividades infantiles cotidianas.En las conclusiones, los investigadores afirman que "la mayoría de los chicos autistas no quiere que se los aísle del resto de la sociedad porque no pueden hacer lo que hacen los chicos normales". Los niños que llevaron una vida normal dentro del entorno familiar mejoraron su lenguaje, el nivel cognitivo y las conductas de adaptación social.Además, los padres se involucraron mucho más en la evolución de sus hijos y los signos de la enfermedad disminuyeron. "Hay algunas personas que llegan a ser autónomas, especialmente los chicos con autismo de alto funcionamiento. Pero el grado de autonomía alcanzable depende de las conductas adaptativas de cada niño, del trabajo que se haya hecho, cuán tempranamente se comienza, y del apoyo familiar", señaló Alexia Rattazzi, psiquiatra infanto-juvenil del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Las estadísticasHoy, según estadísticas internacionales, de cada 100 niños con autismo, 15 logran autonomía, pueden estudiar y, en la edad adulta, trabajar y vivir solos.Otros 35 logran una autonomía relativa y una vida social limitada que les permite satisfacer sus necesidades personales y estudiar y trabajar con ayuda.Treinta no son autónomos, no pueden trabajar y necesitan ayuda para relacionarse, aunque pueden higienizarse o realizar solos ciertas tareas simples.Por último, 20 no son autónomos, tienen problemas de conducta y necesitan ayuda médica y educación especial."No se puede establecer al momento del diagnóstico si ese niño tendrá un buen o mal desarrollo, pero la detección temprana, el tratamiento adecuado y una comprensión familiar de las características del chico hacen toda la diferencia", explicó Rattazzi.Además, agregó, "como cada individuo es distinto, es muy importante armar esquemas terapéuticos individuales y personalizados así como modificarlos cada vez que sea necesario".Se requiere entonces de un "tratamiento integral planificado de forma individualizada y un trabajo en conjunto entre padres, profesionales de la salud, escuelas y maestros".

La revolución del autismo

Rubén Montoya Vega
El autismo es un repliegue patológico de la persona sobre sí misma. Médicamente es un síndrome infantil caracterizado por la “incapacidad congénita de establecer contacto verbal o afectivo con los demás”. Y en cristiano -es decir, nuestro idioma- es oír/ver/sentir lo que uno quiere oír/ver/sentir. Es enconcharse. Afuera llueve a cántaros, pero nos convencemos de que reina un sol gordo castigando cuerpos y pavimentos. Nuestro enemigo flamea bandera blanca, pero vemos espadas en ristre. Alguien dice “a”, pero como no nos gusta que sea “a”, oímos “b”. Pienso en eso cuando leo, escucho y veo las notas sobre las reformas penales aprobadas por la Comisión Legislativa. Un ejemplo lamentable: en ningún lado la reforma dice que el robo deja de ser delito, pero decenas de noticias (y algún patético editorial) lo repitieron con convicción de templario. Usando el ejemplo del celular, escribieron ríos de tinta pegando el grito en el cielo: “el robo ya es de todos...”. Tan patético como cierto. Y por desgracia, es solo un ejemplo. Las reformas (hoy presentamos nuestra sexta entrega sobre el tema, en Policial) son un avance en la legislación penal, según lo afirman muchas voces expertas. No son perfectas, por cierto; sí son necesarias. Pero, y no sé si como contracara de la ¿revolución ciudadana?, hay otra revolución que se está gestando a pasos agigantados: la del autismo. Al frente de aquella, y en ánimo de salir al centro del ring en cuanto suene cualquier campana, la del autismo seguirá enconchada, prejuiciosa, ahíta de sí misma. Verá, oirá y concluirá lo que le dé la gana. Se replegará sobre la verdad que construye. Y no verá la que existe...

Hospital Psiquiátrico evalúa talleres sobre autismo

Con una detección oportuna y tratamiento especializado, la persona que padece autismo puede integrarse a la sociedad y desarrollar sus actividades prácticamente en la normalidad, manifestaron ayer el director del hospital Psiquiátrico de Yucatán, Arsenio Rosado Franco y el coordinador de la Unidad de Psiquiatría Infantil, Roberto Carrillo Ruiz.Expusieron que de igual forma es fundamental la participación de los padres de familia y precisamente para sensibilizarlos y brindar mayores conocimientos a los profesionales relacionados con el tema, el Movimiento para la Integración y Recuperación de Personas con Autismo organizó dos talleres en los que especialistas del ramo ofrecieron importantes conferencias.
Entre los temas abordados por los especialistas Jorge Scotto Moret, Roger Gutiérrez, Marisol Rodríguez Barreras y Romy Rañón de Castillo figuran las siguientes: Características del funcionamiento del niño con autismo”; “Identificación de necesidades”; “Entrenamiento médico”; “Modificación conductal”; “Sistema de comunicación del niño con autismo”; “Leyes para nuestros niños” e “Intervención temprana”.Indicaron que el taller forma parte de las actividades programadas con motivo del Día Mundial del Autismo celebrado el pasado dos de abril.Desde hace muchos años el Hospital Psiquiátrico atiende a personas que padecen autismo y es la única institución en el Sureste que brinda esos servicios. Actualmente atiende a 80 familias que tienen uno o más hijos con ese padecimiento.Señalaron que con el apoyo del gobierno del Estado, se brinda también sesiones de equinoterapia a 30 niños en forma gratuita.La detección de los menores con autismo puede darse en los padres entre los tres años y medio a los cuatro, aunque el médico especializado puede obtener el diagnóstico desde el año y medio.Aunque no se sabe a ciencia cierta las causas que originan la enfermedad, se consideran probables virus tóxicos y aspectos genéticos que afectan el desarrollo embrionario en ciertas áreas del cerebro.Los informantes indicaron que para prestar una mejor atención se necesitan adecuar las instalaciones del Hospital Psiquiátrico, así como lograr la plena integración de los grupos multidisciplinarios que participan en los tratamientos.(Rafael Mis Cobá)

Videojuegos o redes sociales podrían ayudar a los niños autistas

Son habituales las críticas a los videojuegos por su hipotética tendencia al aislamiento del usuario. Sin embargo, las redes sociales, el juego en red y los sistemas de comunicación han demostrado que pueden servir para entablar relaciones. Ahora, además, podrían servir para estimular la sociabilidad y atención de los afectados de autismo. Así lo creen al menos investigadores de la Universidad de Missouri.OTR/PRESS Según informa el centro en su propia página web (www.missouri.edu) en un comunicado recogido por Otr/press, se ha puesto en marcha un estudio que emplea un videojuego creado ex profeso para averiguar si el estímulo de un cerebro autista mediante videojuego y el estudio de sus reacciones según el contexto, puede ayudar a "entrenar" el cerebro de niños y, así, atenuar los efectos del autismo, que tienden a disminuir su atención.
El experimento consiste en el estudio del 'feedback' neuronal (la reacción a un estímulo y su consecuente respuesta) que experimentan los niños mientras juegan con 'Space Race', un sencillo juego de cohetes. Mientras que los pacientes juegan, si la atención decrece, el cohete disminuye su velocidad, el sonido se detiene y el color cambia, hasta que el usuario vuelve a prestar más atención y se implica en el control. Los investigadores, mientras, monitorizan la actividad cerebral y estudian cuáles son las acciones y estímulos que ayudan a "entrenar" el cerebro del autista.
"Estamos intentando despertar sus cerebros. A menudo los niños con autismo desconectan y queremos usar el 'feedback' neuronal para enseñarles cómo se sienten cuando prestan atención y permanecen más alerta. Queremos enseñarles a regular sus propias funciones cerebrales", explicó el director del departamento de terapia ocupacional y ciencia ocupacional del School of Health Professions de la Universidad de Missouri. "El objetivo definitivo es dejar libre un camino neuronal y, esperemos, observar cambios en el foco de atención, la interacción social, así como incrementar el sueño y el apetito (de los pacientes)".

jueves, 2 de abril de 2009

Indicador placentario para detectar el autismo



Investigadores norteamericanos han descubierto lo que parece ser el primer indicador del autismo, se trata de la presencia de células anormales en la placenta. Hasta ahora, el autismo se solía diagnosticar a la edad de tres años, aunque en ocasiones los padres del bebé pueden detectar que algo va mal cuando el bebé tiene 18 meses.
Es muy importante poder diagnosticar cuanto antes el autismo, de esta manera se podrá abordar desde un inicio, entendiendo y actuando con más certeza. El autismo es un trastorno del desarrollo que afecta a 1 de cada 200 niños ocasionando problemas de distinto tipo, como la relación con los demás, el habla o el aprendizaje entre otros. Además es una enfermedad que se encuentra más presente que el síndrome de Down o el cáncer entre la población infantil.
Los científicos analizaron 74 muestras de tejido de distintas placentas obtenidas en diversos centros de investigación, de éstas, 13 provenían de niños a los que se les diagnosticó algún tipo de autismo, el resto procedían de niños que no presentaban dicho trastorno.Se descubrió una diferencia entre los dos tipos de tejido placentario, las placentas que pertenecían a los niños autistas tenían tres veces más depresiones microscópicas anormales comparándolas con las placentas de los niños que no tenían la enfermedad. Estas depresiones o concavidades en la superficie de la placenta ya se habían vinculado con otro tipo de defectos genéticos como el síndrome de Down o el síndrome de Turner, pero hasta ahora no se habían relacionado con el autismo.
Es muy posible que a raíz de esta investigación se practiquen análisis rutinarios a la placenta de los bebés que puedan presentar algún riesgo, como un hermano que ya es autista.

Los genes del autismo


No es sólo una cuestión psicológica, los genes también influyen en el comportamiento de las personas que padecen el trastorno


La interacción de diversas mutaciones genéticas puede agravar los síntomas de los trastornos del espectro autista, lo que apoya la hipótesis de que son varios los genes implicados en el desarrollo del autismo.
Así lo afirma un equipo de investigadores del Picower Institute for Learning and Memory del Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos) en la revista ‘Proceedings of the Nacional Academy of Sciences’".
Los fundamentos
El equipo científico llegó a esta conclusión tras estudiar los efectos que dos mutaciones tenían, por separado y en conjunto, en el comportamiento y el tamaño del cerebro de ratones de laboratorio.
Las personas con trastornos del espectro autista, una de las discapacidades mentales más comunes, presentan déficit en la interacción social y la comunicación, así como comportamientos repetitivos.
Aproximadamente el 24% de estos enfermos tiene macrocefalia y un mayor tamaño del cerebro en comparación con las personas sanas.
Los investigadores analizaron los efectos de las mutaciones del gen PTEN (que codifica la fosfatasa) y del transportador de la serotonina en ratones de laboratorio.
Los animales que presentaban una u otra mutación tenían cerebros más grandes de lo normal y aquellos que portaban ambos cambios genéticos tenían un órgano aún más grande.
De la misma manera, las hembras de ratón con mutación en el gen PTEN presentaban una sociabilidad deficiente, un síntoma que era aún más pronunciado en las individuas con la doble mutación.
Así, explican los científicos, los ratones que portaban mutaciones en dos genes susceptibles de incidir en el autismo mostraban unos síntomas autistas más severos de los que llevaban una sola mutación genética.
Genéticamente autistas
Los investigadores aseguran, por tanto, que la interacción entre los dos genes puede empeorar los síntomas de los desórdenes del espectro autista.
"Nuestros resultados ofrecen pruebas de que la severidad de los síntomas autistas puede ser producto de variaciones del ADN en múltiples lugares del genoma", indica el responsable de la investigación, Damon Page.
Estos hallazgos son relevantes, dicen los investigadores, en tanto que numerosos casos de autismo implican la actuación de múltiples genes.